En la ciudad neuquina de San Martín de los Andes y con la presencia de más de 350 participantes comenzó el III Congreso Nacional COSSPRA. Un salón desbordado escuchó con atención la primera exposición, una de las experiencias internacionales con las que contó el encuentro, a cargo del doctor en medicina, especialista en medicina interna y ex vicedecano de la Escuela de Medicina de la Universidad Internacional de Barcelona, Xavier Corbella, quien se refirió al Sistema Catalán de Salud -CATSALUT.
En la mesa coordinada por Daniel Daglio, Coordinador Regional del Ministerio de Salud de Neuquén, Corbella hizo un repaso por el origen del sistema catalán de salud, fragmentado en un principio, que se unió bajo lo que hoy se conoce como CATSALUT, con autonomía en la decisiones y bajo los principios de financiación, sustentabilidad y accesibilidad.
El sistema sanitario catalán tiene dos conceptos: por un lado un modelo sanitario “que incluye la conceptualización, la base ideológica del sistema con accesibilidad, grados de cobertura y tipo de financiación”. Por otro, el sistema, “que incluye cómo lo implementamos y que se compone de la planificación que corresponde al ministerio de Salud de Cataluña, la financiación de los servicios y la prestación”.
CATSALUT, explicó Corbella, “es un sistema financiado por los impuestos, y el Estado paga a los financiadores y prestadoras, descentralizado en las 17 comunidades autónomas” donde existe la cobertura universal, con una cartera de servicios amplia y un sistema público “que es el más prestigiado y donde ser médico del sistema público es muy importante”. Sin embargo, advirtió, “los resultados de salud son muy buenos pero hace años hay problemas de sostenibilidad y financiamiento del sistema” .
El prestigioso experto detalló que el sistema catalán tiene una obra social provincial única, que atiende a toda la ciudadanía donde todos los prestadores reciben, cobran y prestan servicios a esta obra social provincial. El parlamento es el encargado de asignar un presupuesto que permite elaborar un plan de salud “que es nuestro norte y que se revisa cada cuatro años, con objetivos a alcanzar”.
“El ministerio planifica y regula el dinero que pasa al financiador -CATSALUT- que busca a los prestadores -públicos y privados- y paga en base al plan de salud” sintetizó y explicó que el sistema catalán tiene ordenamiento territorial: “cada ciudadano se atiende donde vive, no va por gremio, ni por afiliado ni gremios, y esto es una parte importante porque ordena los flujos, circuitos y niveles y todos tienen que tener las mismas posibilidades de acceder a los mismos servicios de salud”.
“Además -agregó- tiene un sistema de evaluación de las prestaciones muy estricto que tensiona competitivamente a los diferentes prestadores”, que tiene ocho millones de asegurados con un presupuesto de 12 mil millones de euros al año, 1100 euros al año en promedio por ciudadano y con mil profesionales sanitarios trabajando para una población no vive a más de diez minutos de un centro de atención”. “Todo está sometido a una central pública de resultados donde se rinde cuenta”, añadió.
Corbella repaso que el plan de salud se define a nivel macro con ordenamiento y priorización, cada cuatro años, “muy participativo con los actores del sistema, que aportan sus puntos de vista y la voz de la gente está representada”. “El plan estratégico es lo que te permite acercarte hacia el objetivo de lo que debería ser o queremos que sea”, apuntó. Por otro lado, adelantó: “queremos ser innovadores”, adelantó y subrayó que las tomas de decisiones se hacen con consenso y evidencia científica. Cataluña cuenta hace 30 años con Agencia de evaluación de tecnología pero “no todo ha sido bueno ni se han cumplido todas las expectativas”, dijo señaló que “ha habido debilidad política a la hora de implantar una tecnología” y resaltó que una de las fortalezas del sistema de salud es haber podido tomar decisiones que bajaron abruptamente los niveles de judicialización. “Tenemos criterios de calidad, seguridad, eficiencia, evidencia científica, información y acreditación, que realiza la Agencia como evaluadora del sistema”, agregó.
Sin embargo, reconoció, “gastamos más de lo que recibimos y tenemos déficit presupuestario, y entonces buscamos un equilibrio e intentamos obligar a los prestadores a ser más productivos, eficientes y mejorar la calidad”. Corbella reconoció que con el tiempo y por múltiples causas como el aumento de expectativa de vida y los costos de las nuevas tecnologías, “el gasto se ha disparado en forma exponencial y nos puso pensar que el sistema no es sostenible”. “Si no se toman medidas, el futuro es la quiebra” dijo y se refirió a la necesidad de ponerse de acuerdo entre financiador y prestadores.
“Todos vemos que esto va cambiando y en el sector de la salud es necesario pensar con qué socios hay que hacer alianzas para ser fuertes”, aconsejó en tanto que reveló la necesidad de reinventarse, y en el caso del sistema de salud argentino, pensar en la oportunidad de ponerse “en la piel el financiador en la del prestador”, y viceversa.
“En este sistema, la integración es el contrato-programa, que conduce a prestador y financiador a trabajar juntos”, sintetizó y concluyó: “hay que mirar bien a dónde se pone el dinero”.
A modo de conclusión insistió en que “la integración es una pieza clave en la sostenibilidad del sistema”.